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miércoles, 26 de septiembre de 2012

JOAQUÍN CAPARRÓS: El Rey Midas humilde

Antonio López Durán|26.09.2012
Hablar de Joaquín Caparrós es hablar de un grande de la liga española. Un gran entrenador, creo que a pocos les cabe duda, pero ante todo por lo que podemos observar, un gran tipo. No sólo me refiero con lo de gran tipo a ese sentido del humor, que no podía faltar siendo sevillano, y es que el de Utrera es mucho más que un entrenador.

Evidentemente siempre habrá quien opine mal sobre el, pero nadie está libre de eso, lo que si parece claro, es que es un hombre que por donde va, se gana los corazones de aquellos con los que convive. He leído y escuchado muchos testimonios de jugadores que le han tenido como un segundo padre, sus buenas formas y ante todo su confianza en ellos, hace que no sólo hablemos de darle oportunidades a chavales jóvenes que posteriormente son activos en sus equipos sino también de jugadores que todos pensábamos que ya habían ofrecido al fútbol su mejor versión y Jokin (como cariñosamente se le conoce en Bilbao, tras su etapa) les recuperaba del ostracismo para darles su confianza y a todos nos los recuperaba para el fútbol.

Hablar de Joaquín Caparrós, inevitablemente me lleva a hablar de Julio Baptista, un hombre que quizás las lesiones hayan lastrado su potencial, y es que nadie duda que “la bestia” vivía de su físico, y sino acompaña…

El caso es que Julio llega para hacer las labores de mediocentro, con músculo pero con llegada, una posición en la que el Sevilla ha sido una mina de oro para mantener su equilibrio económico y permitir a ese experto en encontrar talentos llamado Monchi, seguir disponiendo de una cómoda economía para seguir su función. Keita o Poulsen son los casos más sonados, pero los Romaric o el recién llegado esta temporada Kondogbia, demuestra que es una posición importante para el Sevilla.

Pues bien, Caparrós, otro tipo que ve cosas extraordinarias donde otros solo ven lo evidente, decide dar entrada en uno de esos amistosos de calor asfixiante en la costa andaluza en agosto, a su fichaje brasileño Julio Baptista. Hasta aquí todo obvio, para eso están esos partidos de pretemporada, para probar los nuevos, sin embargo lo destacado es que le coloca en punta, pensando que su físico le puede ir bien al equipo arriba. Nada más acertado, pues el brasileño goleó mientras estuvo en el Sevilla hasta dar el paso al Real Madrid, sin duda el brasileño fue el primero en dar fuerza al cambio del Sevilla, cambio que luego continuarían los Kanouté o Luis Fabiano, pero el primero fue el, fue Julio, un descubrimiento de Caparrós.


Julio siempre habló y lo hará bien de Joaquín Caparrós. Pero para los que puedan pensar que es casualidad, este Caparrós es el mismo que recuperó al mejor Llorente en Bilbao, el mismo que supo como mimar a esos talentos sin saturarlos llamados Iturraspe o Muniaín. Un tipo con el que el Athletic ya no solo tenía garra y empuje, sino que sin perder ni un ápice de ellos, también tenía un trato exquisito de la pelota.


Su última etapa, la contemporánea, la que estamos viviendo ahora, nos lleva hasta la isla de Mallorca. Allí ha conseguido poner a jugadores como Michel Pereira, Emilio N’Sue o el flamante goleador en este inicio de campaña Tomer Hemed en el punto de mira de grandes equipos. Está claro que no es su única función, por ejemplo la pareja de centrales del año pasado Ramis y Nunes, se convirtió en un verdadero cerrojo en multitud de partidos, lo que llevaron a hacer pensar al Mallorca a soñar hasta la última jornada con Europa. Una última jornada que le hizo ir a territorio del campeón, un campeón que arrasó, sino quien sabe si hoy el bermellón estaría de moda por el viejo continente.


Con lo de humilde me refiero a lo que para mí es una injusticia, todos hablan bien del Sevilla, del Athletic y seguro que en un futuro lo harán del Mallorca. Todos hablan de que bueno fue Juande Ramos, o del flamante fichaje del “loco” Bielsa y la forma de jugar de “su” Athletic, pero pocos reparan en cuanto se “lloró” la marcha de Joaquín de esos lugares, de cuanto afición y jugadores, y también los que mandan le echaron de menos, pero ante todo, pocos se paran a analizar que esos proyectos gloriosos fueron gestados por ese tipo humilde, ese tipo campechano, que no pone una mala cara y que nunca levantará la voz para que se le reconozcan sus méritos, que triunfen, que vayan bien los demás, que allí donde nadie lo vea, donde nadie se fije hasta que sea un resultado ya acabado y fruto de años de trabajo, allí estará Joaquín, ese héroe silencioso, ese hombre capaz de formar jugadores o de sacar  la mejor versión de otros, ese hombre que con los mínimos recursos  hace un proyecto exitoso.

Porque los triunfos no son solo los títulos, porque los grandes trabajos no son sólo los que se hacen en equipos con dicho adjetivo, para que no caiga en el olvido su labor y su aporte al fútbol, vaya mi voto por él, un entrenador que en las épocas que se avecinan de austeridad en la política de fichajes, algo que ya hemos empezado a notar a todos les gustaría tener de su lado.


Si no se lo reconoce el fútbol, desde mi humildad y mi modesta posición haré lo que pueda porque se le haga, para otros un tipo más, para mi un tipo especial.

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